El estudio de muestras de saliva de 39 parientes de Adolf Hitler mostró que su ADN podría pertenecer al haplogrupo E1b1b1, que se observa entre los hablantes de lenguas jamito-semíticas y los pueblos de la península balcánica.
La pertenencia a un haplogrupo u otro no habla directamente del origen étnico de su portador, pero permite rastrear el origen de una persona a través de la línea de uno de los padres. En este caso, estamos hablando del haplogrupo Y-ADN, es decir, del origen a lo largo de la línea masculina.
El estudio fue llevado a cabo por el periodista Jean-Paul Mulders y el historiador Marc Vermeeren, y sus resultados fueron publicados en la revista belga Knack.
El haplogrupo E1b1b1 se encuentra entre el grupo semítico de judíos ashkenazíes, a los que pertenece la mayoría de los judíos europeos, así como entre los judíos sefardíes. Al mismo tiempo, este haplogrupo se observa en los pueblos del sur de África y en los eslavos orientales.
Cabe señalar que la ideología del nacionalsocialismo, de la cual Hitler era adherente y uno de sus fundadores, consideraba a los pueblos semíticos y eslavos como «sucios», y la purificación de Alemania de los judíos fue uno de los principales puntos de la política de Hitler.
Los rumores de que Adolf Hitler tenía raíces judías aparecieron anteriormente. Por ejemplo, hay una teoría en circulación de que el padre biológico de Alois Hitler, quien, a su vez, fue el padre del dictador alemán, podría haber sido el hijo de un banquero judío. Esta versión no ha sido confirmada de manera confiable.
Adolf Hitler se quitó la vida el 30 de abril de 1945, poco antes de la capitulación de la Alemania nazi. Se cree que los fragmentos de su esqueleto aún se conservan en Rusia, aunque ha habido dudas repetidas sobre su autenticidad.